Sobre el Proyecto de Ley de Eutanasia y suicidio médico asistido
Nuestra asociación 20 de setiembre desde su fundación en el año 2005, tiene como uno de sus principios orientadores el Humanismo, no como una concepción pasiva, sino como una activa actitud frente a la vida.
Por ello sus Estatutos señalan claramente sus compromisos:
“Estimando que la obra de emancipación humana debe proseguirse en todos los terrenos, entiende su Misión como un aporte al Progreso Humano a través del desarrollo moral racional, de la búsqueda de la felicidad colectiva, de la promoción de la dignidad humana, del fomento de la justicia social y del incremento de la libertad y de la responsabilidad ciudadanas”.
Fiel a esta obligación moral, es nuestra opinión que, en todos los dominios de la vida civil, cada uno debiera poder ejercer plenamente su libertad de conciencia, en particular, la más íntima, que es la disposición sobre su cuerpo. El intentar elegir la mejor forma de morir se encuentra justamente entre los alcances de estas libertades.
En este sentido, compartimos plenamente las expresiones del activista irlandés Michael Nugent, quién vivió la muerte de su esposa diagnosticada de cáncer pulmonar terminal. Estuvo dando su testimonio en el Congreso Internacional del Librepensamiento de París en el año 2017. Decía:
“El derecho a morir no es sobre el acto de morir. Se trata de la calidad de vida extra y de la paz en la mente que uno tiene mientras todavía está vivo”.
De lo que se trata entonces, es de cómo mejor concebir nuestro derecho a morir, para poder disfrutar mejor de nuestro derecho a vivir.
Por estas razones, es que nos planteamos reflexionar al respecto, y el 10 de noviembre de 2018 convocamos a una Mesa Redonda que debatió el tema “Morir con Dignidad”, donde justamente expresábamos nuestra opinión cerca de la necesidad que tenía nuestra sociedad de debatir este tema, y de nuestras autoridades políticas de legislar al respecto. Y señalábamos que nuestra sociedad estaba madura para ello, como lo estuvo para decidir acerca de la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Una prueba clara de esa madurez, fueron las diversas encuestas realizadas desde hace más de una década. Y por si fuera poco, últimamente (13 y 14 de mayo de 2020) el Sindicato Médico del Uruguay, por intermedio de la empresa de opinión pública Equipos Consultores realizó una encuesta de opinión dirigida a la ciudadanía sobre eutanasia, la cual dio resultados netos: el 82% de los uruguayos está de acuerdo con la eutanasia y el 62% con el suicidio asistido.
La encuesta también destacó que el 74% de los encuestados manifestó que las decisiones del paciente deben respetarse sobre las decisiones del médico, poniendo en claro la percepción que tienen los ciudadanos acerca de la autonomía y responsabilidad del individuo en las tomas de decisiones sobre su propia situación de salud y en relación con su esperanza de vida.
Es por todas estas razones, que deseamos expresar nuestro mayor beneplácito por la iniciativa presentada en la Cámara de Diputados por los Legisladores: Ope Pasquet, Felipe Schipani, María Eugenia Roselló, Walter Cervini, y Laura Baccino en forma de Proyecto de Ley sobre “Eutanasia y Suicidio médicamente asistido”, que a nuestro criterio va en el sentido indicado.
Esta iniciativa, ante todo, aparece como un proyecto de hondo contenido humanista al tiempo de configurarse como uno de los más importantes como olvidados derechos individuales, como es el de ser dueño de su propia vida, y que ésta no esté digitada por otros, como en la práctica sucede en la actualidad.
Dice la exposición de motivos del Proyecto:
“Toda persona adulta es dueña de su propia vida y debe poder disponer de ella, mientras no haga daño a otros. Este criterio radicalmente liberal impregna nuestras leyes, que no castigan la tentativa de suicidio. Si alguien está sufriendo tanto como para preferir la muerte a seguir sufriendo, nadie tiene derecho a atarlo a su sufrimiento e impedirle liberarse de él. La libertad de la persona, atributo inseparable de la dignidad inherente a su condición de tal, comprende el derecho a determinar el fin de la propia vida”.
Esta libertad de decidir sobre el final de la vida, se ve atacada por quienes – principalmente desde el campo confesional, pero no solamente – intentan crear una falsa oposición entre cuidados paliativos y el derecho a decidir sobre el fin de la vida. Esta oposición se explicita en una reivindicación de los cuidados paliativos, como los únicos legítimos y de una condena de la eutanasia como contraria de la vida. A quienes defienden la eutanasia, se les considera partidarios de la “cultura de la muerte”, pues consideran que la muerte sería una instancia sobre la cual la persona no podría decidir, pues no depende de ella sino de entidades metafísicas que se encuentran más allá de la realidad tangible o de la razón.
Al respecto, y para que no haya dudas: Nuestra visión es que no hay contradicciones entre estas dos alternativas, es decir, entre cuidados paliativos y la decisión sobre el final de la vida, las cuales pueden ser complementarias u optativas siempre de acuerdo con lo principal, que es la voluntad de la persona y su derecho a decidir.
El Proyecto de los Diputados encabezados por el Dr. Ope Pasquet llega entonces en el momento justo, pues el tema estaba de alguna manera presente entre las preocupaciones de amplios sectores sociales. A partir de ahora seguramente habrá la oportunidad de intercambiar y encontrar la mejor vía para que refleje lo más fielmente posible el estado de opinión de nuestra sociedad.
Nuestra Asociación desde ya ve muy positivamente este Proyecto de Ley, y aboga por su consolidación a nivel legislativo.
Sin embargo, asimismo no deja de ver algunas debilidades, que, si bien no empañan el propósito positivo para los derechos, le ponen obstáculos o le resta en relación a lo más avanzado en la materia; lo que nos gustaría al menos señalar, aunque sin ánimo de entorpecer su tratamiento:
1) Código de Ética Médica
La misma exposición de motivos que presenta la Ley de Eutanasia, hace mención a que la Ley N° 19.286 que contiene el Código de Ética Médica, en su artículo 46 señala: “La eutanasia activa entendida como la acción u omisión que acelera o causa la muerte de un paciente, es contraria a la ética de la profesión”, por lo que, en caso de aprobarse la ley de eutanasia, se entraría en contradicción con este Código donde menciona claramente su oposición a la misma, por lo que ningún médico podría aplicarla sin verse sometido a las sanciones previstas al respecto. Esto estaría colocando la iniciativa en un impasse.
El Proyecto de Ley presentado por el Diputado Pasquet y acompañantes, es consciente de esta debilidad, pero deja al criterio del gremio médico de modificar ese aspecto del Código de Ética Médica.
A nuestro criterio, este punto es sustancial, pues – aun en caso de aprobarse la Ley de Eutanasia – en la práctica ésta quedaría invalidada.
Si bien el Código de Ética Médica fue probado en referéndum por el propio gremio médico, y esto es interesante desde el punto de vista de la autorregulación de una corporación, sin embargo, puede entrar en contradicciones con otro instrumento legal que representa al interés general, y no corporativo. Por esta razón, es probable que un artículo del proyecto de ley de eutanasia que anularía el contenido del artículo 46 de la ley de Código de Ética médico, pudiera adecuarse al interés general proponiendo un instrumento de Objeción de Conciencia similar al que rige para la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Con un instrumento de este tipo, se contemplaría el interés general y el interés particular o individual, en la figura de una conducta ética.
Dejar a una corporación decidir sobre un concepto representativo del interés general, está reñido con la concepción democrática republicana, donde el interés general tiene primacía por sobre todo otro tipo de interés, sea corporativo o individual.
2) Muerte por “cansancio vital” o “eutanasia por sufrimiento vital”.
La realidad actual de la vejez está sometida a duros cuestionamientos, aunque poco se hace al respecto que no sea discursivo. Los adultos mayores son un sector social cada vez más importante en la medida que se prolonga la esperanza de vida. Sin embargo, también presenta una problemática social insoslayable: muchos tienen pocos recursos y dificultades de sobrevivencia; otros son carga para sus familias; otros sufren de abandono familiar, otros son depositados literalmente en residenciales, algunas de pésima categoría, otros no tienen ni para eso. Incluso muchos que tienen recursos suficientes, padecen de soledad, abandono y desamparo afectivo.
Muchos de estos adultos mayores consideran que sus vidas han llegado a un límite, han perdido el sentido de la misma, y no saben por qué siguen vivos. Es lo que se ha dado a conocer como “cansancio vital”, la fatiga de seguir viviendo, lo que produce sufrimiento psicológico muchas veces insoportable. Y esto sin relación a una dolencia física.
En varios países se está debatiendo una ampliación de la eutanasia para ese sector social, bajo estrictas reglas y limitaciones, pero considerando el libre albedrío de la persona que considera que ya ha vivido lo necesario y eso le produce cansancio o sufrimiento vital.
3) Situación particular de los menores de edad
Por último, está esta otra problemática a la que muchas veces un sector de la población se ve sometido, que es cuando niños, o jóvenes menores de edad por accidentes, enfermedades, etc. no tienen esperanza de vida. Por supuesto, es una situación muy delicada, donde sus tutores cumplen un rol esencial y que deben ser sometidos a rigurosos controles profesionales. Pero que también tienen derecho a una muerte digna, y que no se puede obviar al tratar el tema de la eutanasia.
En síntesis, para nuestra Asociación, el Proyecto de Ley presentado sobre Eutanasia y Suicidio Médico Asistido representaría gran avance en materia de derechos individuales, y lo sostenemos plenamente. Al mismo tiempo consideramos que tiene algunas carencias o dificultades que sería necesario resolver para garantizar su efectividad; y aspectos ampliatorios que serían buenos al menos, también considerarlos en un debate racional y desapasionado.
Montevideo, 20 de Julio de 2020