Hace justo un año, el mundo asistía acongojado a la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa, superpotencia mundial de primera línea, y poseedora de uno de los mayores arsenales nucleares del planeta.
El 1 de marzo de 2022, nos solidarizábamos con Ucrania frente a la invasión imperialista, y denunciábamos ya las consecuencias en materia humanitaria, con muertes de civiles, destrucción de la infraestructura civil en ciudades y pueblos y millones de expulsados por la guerra hacia otros países, en particular ancianos, mujeres y niños. La situación no ha hecho más que agravarse.
Lo que se pensaba que iba a ser una rápida acción militar por parte del ocupante ruso, encontró sin embargo una heroica y patriótica resistencia del pueblo y gobierno ucranio, que levantó admiración y simpatía en todo el mundo. El imperio ruso liderado por Putin ha sido incapaz de quebrar la resistencia a la invasión, y en su impotencia, tuvo que tomar medidas como la leva forzada de jóvenes rusos para llevarlos al frente, el recurso a enrolar a delincuentes presos y contratar mercenarios como el Grupo Wagner. Miles de jóvenes rusos han migrado para no ser forzosamente reclutados para la guerra.
En su impotencia, y buscando una legitimidad más que dudosa, el gobierno ruso ha realizado referéndums sin ningún control democrático serio, a partir de los cuales la población de varias regiones ucranias, “voluntariamente” estarían optando por ser anexados por Rusia. Nadie les cree y nadie ha validado un mecanismo realizado en la más absoluta opacidad. Asimismo, en su impotencia, el imperio ruso de Putin amenaza con la utilización de armamento nuclear. Parece claro que ésta no sería la mejor manera de hacer frente a su hundimiento bélico, pues a lo único que llevaría es a su propio pueblo a una posible catástrofe irreversible en caso de pretender la utilización del arma atómica y sufrir represalias. La posible utilización del arma atómica no generará victorias para nadie, sino destrucción y víctimas inocentes a merced de mentes criminales. ¡Pero tampoco hay que dejarse chantajear!
La decisión bélica y agresiva del imperio ruso, solo está empujando la corrida armamentística y la obtención de suculentas ganancias por parte del complejo industrial-militar existente en el mundo, que podrían volcarse en la búsqueda del bienestar de la población civil mundial, en particular combatiendo la pobreza, las desigualdades, la falta de oportunidades y el cambio climático. Es verdad que muchos empujan a la guerra; pero más evidente es que las decisiones criminales rusas socavan la paz y fomentan el armamentismo.
En el día de ayer jueves 23 de febrero, la Asamblea General de las Naciones Unidas abrumadoramente, por 142 votos a favor, 7 en contra ( Bielorrusia, Eritrea, Mali, Nicaragua, la República Popular Democrática de Corea, Rusia y Siria) y 32 abstenciones (la más notoria de China), aprobó una resolución que señala entre otras cosas que para “alcanzar cuanto antes una paz general, justa y duradera” es una necesidad la “retirada inmediata, completa e incondicional de todas las fuerzas militares rusas del territorio ucraniano ‘dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente’, y solicita el cese de las hostilidades.
Asimismo, reclamó “el cese inmediato de los ataques contra las infraestructuras críticas de Ucrania” y “pone de relieve la necesidad de garantizar la rendición de cuentas por los crímenes más graves de derecho internacional cometidos en el territorio de Ucrania mediante investigaciones y enjuiciamientos adecuados”.
La Declaración asimismo defiende “la soberanía, la independencia, la unidad y la integridad territorial de Ucrania“.
Esta es la línea que abrumadoramente los países del mundo sostienen en relación con el conflicto, y que merece un total apoyo: la Paz podrá alcanzarse, sólo cuando las tropas rusas se retiren del suelo ucranio respetando la autodeterminación del pueblo ucranio y sus fronteras reconocidas, y creando de esa forma las condiciones para las conversaciones y negociaciones de manera igualitaria y en el respeto mutuo.
¡Viva la lucha abnegada del pueblo y gobierno de Ucrania contra la ocupación!
¡Luchar por la Paz no significa pasividad frente al agresor!
¡Fuera las tropas del imperio ruso de Ucrania, para construir una paz y una seguridad sostenible para los países y pueblos del mundo!