Sobre las reacciones de la Iglesia Católica ante la aprobación de la Ley de Despenalización del Aborto

A la ciudadanía:

El Poder Legislativo de nuestro país viene de aprobar una Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la cual despenaliza el aborto bajo ciertas condiciones y brinda un cierto marco normativo y sanitario a las mujeres que deciden interrumpir la gestación.

Ante la aprobación de esta Ley, la Iglesia Católica anunció la excomunión automática de los legisladores, diputados y senadores, que votaron la misma, aduciendo que esto supuso impulsar prácticas en contra de la vida. Simultáneamente, se anuncian por parte de agrupaciones católicas, movilizaciones en contra de esta Ley, las cuales incluyen también manifestaciones en contra de la diversidad sexual.

Frente a estas actitudes de los sectores confesionales ligados a la Iglesia Católica, principalmente, creemos necesario expresar lo siguiente:

  • Que la aprobación de esta Ley, aun siendo limitada y en muchos aspectos insatisfactoria, representa, sin embargo, el reconocimiento de la existencia de prácticas abortivas clandestinas fuera de condiciones clínicas mínimamente aptas, lo cual representa un riesgo elevado de vida para muchas mujeres, constituyendo en un verdadero atentado contra la vida de las mismas. La Ley aprobada representa un intento, por débil que sea, de crear las condiciones legales y sanitarias que dé a la mujer un cuadro de seguridad mínimo al momento de tomar una decisión tan difícil como es un aborto. Por ello, atacar esta ley es extremadamente antihumano e incluso cómplice de las muertes de mujeres.
  • Por otra parte, las manifestaciones en contra de la diversidad de opción sexual y la asimilación de la homosexualidad con una práctica inmoral o a lo sumo a-moral, sólo podría destacarse por su elevado grado de anacronismo, si no fuera una trágica realidad que en otros contextos conlleva la persecución y la muerte. Quienes atacan las opciones de vida individuales, que no contradigan la legalidad pública, se hacen cómplices de las más retrógradas prácticas genocidas de los estados despóticos y confesionales, sin importar del signo que sean, que siempre han tenido y tienen como distintivo eliminar las libertades individuales y ciudadanas, y en particular aquellas consideradas “anormales” por los poderes morales.

Por ello decimos:

  • Que inmoral es encubrir pederastas, como es práctica usual de la Iglesia Católica.
  • Que inmoral son las prácticas de corrupción por delitos económicos, en los cuales muchas veces aparecen implicados personeros de la Iglesia.
  • Que inmoral es avalar y hacer acuerdos con regímenes dictatoriales y antidemocráticos y que vayan en contra de la libertad y los derechos de las personas. A modo de ejemplo, los acuerdos firmados entre el Vaticano y el fascista Mussolini están aun vigentes.
  • Qué inmoral es colocar a la gente en la falsa disyuntiva de “Aborto o Vida”, intentando estigmatizar a quienes defienden el derecho de la mujer a su cuerpo y a tomar sus decisiones personales, asimilándolos con “asesinos”.
  • Y por ultimo creemos lamentable e inmoral, que en pleno siglo XXI hayan grupos humanos fanatizados por la religión, que bajo el lema de “Vida y Moral”, intenten reprimir la libertad de elección de las personas, fomentando la más siniestra discriminación e imponer sus propias concepciones a través de presiones y amenazas, como la excomunión.

Los activistas confesionales deberían inspirarse y reflexionar sobre lo expresado por el Vicepresidente de los Estados Unidos, de confesión católica, Joe Biden, en su reciente polémica con el candidato a vicepresidente republicano, cuando expresó respecto al derecho al aborto de las mujeres norteamericanas:

“La vida comienza en el momento de la concepción, esa es la opinión de la Iglesia y yo la acepto en mi vida personal, pero me niego a imponer mi visión al resto de la sociedad”. ¿La Iglesia lo excomulgará también, como a nuestros legisladores?.

Desde nuestros principios laicos y republicanos y desde la moral social construida durante décadas por nuestra sociedad democrática, defender los derechos y la salud de los ciudadanos y ciudadanas nunca puede ser asimilado a una posición en contra de la vida.

Por eso decimos:

SI A LOS VALORES DE LA CIUDADANÍA;
SI A LOS VALORES HUMANOS QUE NO DISCRIMINEN;
POR UNA SOCIEDAD URUGUAYA DE LIBERTAD Y NO DE OPRESIÓN.

Comisión Directiva de la Asociación Civil 20 de Setiembre.
Montevideo, 19 de Octubre de 2012