El Librepensamiento, en principio y en acción

“Entiéndase por Libre Pensamiento la aplicación de la Razón, la experiencia, la observación y la prueba, como únicos medios dignos de crédito para la determinación de la Verdad.

En consecuencia, el Librepensador rechaza toda autoridad que se oponga a la razón, ya sea aquélla de un hombre, la de un libro o la de una organización basada en la revelación, los milagros o la tradición.

El Librepensador no puede pues reconocer como definitivo ningún sistema o doctrina.

No puede, el Librepensador, limitarse a negar simplemente todo lo que no resiste al toque de la Razón, sino que debe extender el conocimiento humano a la luz de sus principios.

Para que sea fructífero, el Libre Pensamiento debe aplicarse no solamente a alumbrar a la Humanidad, sino a resolver los problemas sociales.

Al enfrentarse con estos problemas, los librepensadores deben tener presente la necesidad suprema de lograr para todos, sin distinción de sexo, de raza o de nacionalidad, una igualdad completa en el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus deberes”.